Fidel Chaparro Torres






Alucinación Before Night Falls

Una intermitente evocación trasmitida desde otra conciencia
la sonrisa que abría mil guiños repetidamente
una puerta somnolienta entregando su madera a la lluvia blanca
y digo lluvia porque la nieve es muy sólida
para sentir que algo se apodera de nuestra razón
y aunque esta se derrita
la sensación de estar siendo invadido tiene que ser al instante
                                   inmenso
un instante
MUY INMENSO
como el peso de una mordida fluyendo desde paraísos carnales
irradiando miradas curiosas y notar que arriba tienes varios de donde probar
y tus piernas son ramas venosas dando frutos colgantes
la sensación de seguir abrazado de tu cintura es inevitable
como si me aferrara a algo que se va ir
y con infantil terquedad
ambiciona que exista para sentir ese calor
ese olor penetrante
del gran amor inocente
momento vacilado de una noche eterna
embrujado siempre por cada golpe rozando mi mejilla
de una cremallera abierta pelando frutas
un hilillo en mis labios comprobando la dulzura
y no nos olvidemos de la puerta
un holograma secretado por la desierta piel árida
la infiltración de este clima artificial
que lo convierte en el lugar perfecto para las excitaciones
mis rodillas no tienen zapatos
pero sostienen un corazón invertido
lado derecho
lado izquierdo
paralización muscular
la línea ecuatorial que abrasa mi cuello hasta el horizonte
son doce horas pegado en los árboles
como un animal de sangre fría
en el hemisferio acolchonado de la almohada
esperando que caiga
que caiga.


Encuentro Público

Te encontré entre losetas blancas
Coqueteando miradas en un  espejo
donde los escorpiones acechaban tu cintura destellante
aferrado entre lanzas agudas
marcas digitales en ombligos catatónicos y tu porte de coloso
públicamente tus pantalones reflejaban la constelación nocturna
la liquidez de los cometas estrellados
y lenguas de fuego abandonadas por el choque y fuga de los meteoritos
mientras un fabuloso centauro pasado de copas se sacaba el bóxer
y ponía a gritar a los asistentes de una fiesta de achorados mancebos
tus zapatillas eran pobres sobrevivientes de un sábado
afectados por el maremoto de la armonía fantasmagórica
donde anudaba héroes desmayados en la puerta de los sanitarios
anonadado iba a envejecer entre losetas blancas y maquillajes confusos
y embrollos labiales en las estaciones del año como lunares espaciales.


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