Presentación


La poesía, así como la duración de la vida humana para la eternidad, es solo un instante en el poeta, pero un instante que lo acerca a esa eternidad tan anhelada. El poeta escribe y escribe “entre las noches” (Javier Heraud dixit), y corrige y corrige, acaso compitiendo pacientemente con la velocidad del mundo moderno. La poesía, por eso, es la irrupción de lo divino en lo cotidiano, es la interrupción de la muerte. La poesía proviene de ese ruido del tráfico, de los partidos de fútbol, de un jubiloso orgasmo. Pero al final, la poesía radica en el papel (o como ahora, en su pantalla). Sea como se presente - musa, barro, dígitos -, la poesía da sentido al caos, crea un entendimiento en el corazón del lector, apela a su inteligencia absoluta, y propicia el recogimiento para, inmediatamente, asaltar el cielo. La poesía es muchísimas cosas, pero,  ante todo, es un arte, un arte que se vislumbra mejor con los años.

Aquí vamos a encontrar poemas de distinta factura. En esta ciber-estación de la eternidad hallaremos a poetas de distintas edades y orígenes, cada quien con sus propias búsquedas y propuestas, cada quien con sus destinos marcados. Ellas y ellos han coincidido en este Vagón Azul, en este laboratorio del alma y la techné, para darnos cuenta del trayecto que han trazado en su viaje personal hacia aquel lugar al que solo sus textos llegarán.

Y ese lugar es usted, lector.


Miguel Ildefonso

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